miércoles, 1 de junio de 2011

Marica Tú



Se dicen muchas cosas sobre los gays, sobre la forma de vivir. En la mayoría de los casos de forma despectiva, sí, pero lo que tienen en común todas ellas es su superficialidad de tertuliano y su lejanía de la profundidad de una forma de ser que nadie ha enseñado y que nadie ha intentando amoldar, salvo los mercados. Si hoy son pocos los referentes que tienen un adolescente gay para embarcarse al mundo, y no digamos una adolescente lesbiana o una persona transexual, los que en estos momentos superan la treintena han tenido que construir un puzle o mosaico de interpretaciones en las que todo parece ser y nada es.

Y son ellos y ellas quienes en estos momentos viven su vida adulta enfrenándose a nuevos retos, sobre todo el de adaptar ritmos en momentos vitales a los que se le permite menos flexibilidad. Uno se puede acabar preguntándose cuando todos los compañeros de clase han tenido hijos y se están casando que dónde quedan, qué será de su vida en estos momentos. Algunos y algunas se lanzan y construyen su vida así, pero quienes no quieren o no pueden seguir este estilo de vida navegan a la deriva en una sociedad que aún no ha dejado hueco a nuevas formas de vivir.

Esta historia gráfica hunde su mirada en un periodo de la vida de un treintañero gay que quiere buscar su vida pero no sabe si lo quiere hacer. Una historia que, pese a prometer humor-sobre todo por la procedencia del autor- hiela la sonrisa casi desde la primera página. Quizás porque somos una generación que hemos hecho del cinismo nuestra bandera para poder decir verdades sin desangrarnos, Marica Tú, nos hace enfrentarnos a dudas, problemas, sentimientos y, sobre todo, experiencias, que muchos hemos vivido.

Este libro, ameno y entretenido de leer es recomendable porque constituye ese género que aún no se ha desarrollado con dignidad en el colectivo LGTB, de relatos generacionales. La historia hay que escribirla, y autobiografías como esta son un extracto de una forma de vivir dentro del colectivo. Esperemos poder ir leyendo nuevas historias de otros sectores del colectivo para forjar el mosaico arco iris de la sociedad.

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