Director: Roman Polanski
Guión: Roman Polanski, Yasmina Reza (basado en la obra de esta última)
En solo 79 minutos Roman Polanski realiza una de sus mejores y más
sorprendentes películas adaptando con fidelidad -al texto pero también a su
propio estilo y sus obsesiones habituales- la obra de teatro de
Yasmina Reza “Carnage”. “Un dios salvaje” como la fallida “Cul de sac” o la
incomprendida “El quimérico inquilino” es una comedia, lo que de entrada sorprende
algo a los admiradores del director de “La semilla del diablo”, aunque el
humor, negro y caústico, la falta de fe en ser humano y la obsesión por los
espacios cerrados hayan estado presentes a lo largo de su irregular pero
dilatada y fecunda obra. Pero, si Polanski en películas como “La muerte y
la doncella” encerraba a sus personajes para hacernos sufrir, en “Un dios
salvaje” se decanta por una comedia ácida pero relativamente amable a pesar de
las miserias personales que van revelando los cuatro protagonistas (Jodie
Foster, John C. Reilly, Christopher Waltz y Kate Wislet) dos matrimonios que se
reúnen en casa de uno de los dos bandos para solucionar pacíficamente la
“agresión” del hijo de unos al hijo de los otros en un parque, a la salida
de la escuela. Y, como escolares enfurruñados o encerrados en su mundo, se nos
muestran esos dos matrimonios que progresivamente revelan sus flaquezas y
sus obsesiones.
Podemos decir que no hay demasiadas sorpresas en “Un dios salvaje” ya que
cada uno de los cuatro protagonistas se comporta como el público espera de
ellos, pero si una sabia dosificación de los momentos de humor y crueldad, de
reflexión y rabia, de ironía y desastres íntimos. La cámara de Polanski se
mueve con soltura e inteligencia en este pequeño piso que da al puente de
Brooklyn pero cuyo mensaje (la crítica a lo “políticamente correcto”, las
crisis de pareja, la mentira y la violencia soterrada en las relaciones
humanas) queda bastante claro al espectador. Y tal vez sea el único fallo de un
filme exquisitamente rodado e interpretado con entusiasmo: la falta de zonas
oscuras en los cuatro personajes luchando verbalmente hasta la extenuación. Si
parece evidente que Wislet le gana la partida a una algo afectada Jodie
Foster, de los dos personajes masculinos (un tanto peor parados en
esta tragicómica sucesión de pequeños disparates de “clase media”) no sabemos
si es John C. Reilly o Waltz quien se gana al público con sus personajes
-en particular este último- cargados de antipatía. “Un dios
salvaje” es una de las películas más sanas de Polanski porque, aunque se ríe de
sus personajes ,también se ríe con ellos cuando, inesperadamente, nos vemos
reflejados en algunos de los aspectos de su personalidad o de la situación
“absurda” en que se ven envueltos. Si “El escritor” estaba más cerca del
Hitchcock de “Con la muerte en los talones”, aderezado con sabrosos
apuntes políticos, aquí se aproxima estilísticamente a “La soga, si bien
cambiando la seriedad y la negrura por la mirada incisiva y el humor ácido,
y el drama policiaco por una arrolladora comedia de
costumbres.
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